viernes, 12 de enero de 2024

Ironía Histórica: Sudáfrica, víctima del apartheid, lidera juicio contra Israel

Manifestantes propalestinos se congregan frente al edificio de la Corte Internacional de Justicia en La Haya (Países Bajos), 12 de enero de 2024.

La histórica denuncia por genocidio presentada por Sudáfrica contra Israel se inició el pasado jueves en la Corte Internacional de Justicia (CIJ), el tribunal con sede en La Haya.

Durante la primera jornada, el equipo legal sudafricano describió la desgarradora situación de la población palestina en Gaza y delineó inicialmente lo que el propio equipo legal calificó como actos genocidas cometidos por Israel.

La abogada Adila Hassim, integrante del equipo legal sudafricano, acusó directamente a la entidad colonial sionista de estar implicada en cinco actos genocidas:

1. Asesinatos masivos de palestinos: Según Hassim, el primer acto genocida implica el asesinato masivo de palestinos en Gaza. La abogada presentó al tribunal imágenes de fosas comunes donde se enterraron cuerpos, muchos de ellos “sin identificación”. Hassim también destacó que más de 1800 familias han perdido a varios de sus miembros.

2. Daño físico y mental: El segundo acto genocida cometido por la Entidad Sionista es el daño físico y mental infligido a la población palestina. Cerca de 60,000 personas han resultado heridas y mutiladas, la mayoría de ellas mujeres y niños, en un lugar donde el sistema de salud ha colapsado.

3. Desplazamiento forzado y bloqueo alimentario: Adila Hassim afirmó que el Estado Sionista ha impuesto deliberadamente condiciones que no pueden sostener la vida y que están diseñadas para provocar la destrucción de Gaza mediante el desplazamiento forzado de la mayor parte de la población. Igualmente, Hassim mencionó el bloqueo sionista de alimentos y agua en Gaza, lo que ha provocado una situación de hambre generalizada. Además, la ocupación colonial ha eliminado la capacidad de distribuir los alimentos disponibles al restringir el movimiento de los trabajadores humanitarios.

4. Destrucción del sistema de salud: El ataque militar de Israel al sistema de salud en Gaza ha vuelto insostenible la vida en la región. Según la declaración de la abogada, la atención médica ya estaba debilitada por años de ataques israelíes y, en la actualidad, resulta incapaz de hacer frente a la abrumadora cantidad de personas heridas que requieren tratamiento urgente.

5. Impedir el nacimiento de palestinos: Hassim explicó al tribunal cómo el Estado Sionista está bloqueando el tratamiento vital necesario para el parto, lo que equivale a impedir los nacimientos en Gaza.

Hasta ahora, 14 países, todos ubicados en el llamado Sur global, han respaldado la denuncia por genocidio contra Israel ante la Corte Internacional de Justicia. Estos países son: Brasil, Arabia Saudita, Malasia, Turquía, Bolivia, Nicaragua, Maldivas, Venezuela, Namibia, Jordania, Marruecos, Bangladesh, Pakistán y la República Islámica de Irán. Además, en los últimos días, la Liga Árabe, una organización regional compuesta por 22 países miembros, ha anunciado su apoyo a la denuncia sudafricana.

El respaldo de Irán a Sudáfrica requiere una explicación más detallada. La República Islámica no reconoce a Israel como un estado legítimo debido a su condición de “estado usurpador”. En este contexto, surge la pregunta de cómo Irán puede denunciar a un estado que no reconoce. Aquí, podemos diferenciar entre la perspectiva de lo político, donde la Entidad Sionista se ve como un estado colonial y opresor sin legitimidad, y la realidad de la política que sostiene que el Estado Sionista está llevando a cabo un genocidio en Palestina, una situación que debe detenerse a toda costa. Reconocer la necesidad de la acción política no implica renunciar a la noción de ilegitimidad que caracteriza a Israel desde la perspectiva iraní.

Por otro lado, no se puede pasar por alto la “ironía” histórica de que sea precisamente Sudáfrica el país que haya llevado a Israel ante la Corte Internacional de Justicia. La memoria del apartheid, el sistema de segregación racial y discriminación institucionalizado contra la población no blanca que se implementó en Sudáfrica entre 1948 y 1994, aún está viva en el país. Igualmente, persiste la memoria del apoyo sionista al colonialismo blanco en el país africano, ejemplificado en la estrecha relación entre el primer ministro de la Sudáfrica del apartheid, P.W. Botha, y el entonces ministro de defensa sionista, Ariel Sharon, en los años 80 del siglo pasado. Al mismo tiempo, el Congreso Nacional Africano, el principal partido en la lucha anticolonial liderado por Nelson Mandela, dejaba claro su apoyo incondicional a la lucha por la liberación palestina. En palabras del propio Mandela: “Nuestra libertad está incompleta sin la libertad de los palestinos”.

Durante casi 20 años, Pretoria bajo el apartheid y Tel Aviv fueron socios significativos en diversas áreas, desde intercambios comerciales hasta colaboración en cuestiones de armamento nuclear. Además, no se puede pasar por alto la similitud entre ambos proyectos coloniales desde una perspectiva política. Es precisamente esa relación colonial entre ambos lo que explica que las autoridades de la actual Sudáfrica post-apartheid encuentren paralelismos entre la situación actual en Gaza y la sufrida por el pueblo sudafricano a manos del supremacismo blanco.

Por último, es necesario señalar, aunque sea de manera breve, la respuesta dada por la Entidad Sionista a la denuncia presentada por Sudáfrica. Las respuestas se pueden resumir en las declaraciones del Ministro de Exteriores israelí, en las cuales acusaba a Sudáfrica y, en particular, al equipo legal que representa al país ante el tribunal, de “simpatizar con Hamás”. Esto vuelve a criminalizar la respuesta anticolonial dada por el grupo palestino. Se puede concluir afirmando que el argumento israelí, según el cual todo en Gaza es un escudo humano, convierte a toda la población civil en un blanco militar legítimo, siendo esta la característica central del genocidio.


XAVIER VILLAR


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