Bajar el nivel de las relaciones con Rusia e imponer sanciones a Moscú no será suficiente para asegurar los intereses de Washington. Por eso Estados Unidos está creando un mecanismo que le permitiría controlar el proceso de las relaciones económicas entre Rusia y los países europeos.
En un analista publicado en el sitio web de la agencia Tasnim, Mikaïl Modir-Rousta, analista iraní sobre temas políticos de Eurasia, examinó los métodos de Washington para explotar la crisis actual en Ucrania y la influencia de las sanciones contra Rusia.
La guerra en Ucrania comenzó hace más de un mes y todos están de acuerdo en que la guerra durará mucho tiempo. Desde los primeros días de la crisis, el bloque occidental, en particular Estados Unidos, inició sus esfuerzos por imponer cada vez más sanciones económicas a Rusia. En tal proceso de sanciones, los estadounidenses pasan rápidamente a imponer restricciones financieras y comerciales y bloquear los activos del país objetivo.
Modir-Rousta se pregunta sobre todo por la posibilidad de explotación en este sentido de la guerra en Ucrania, pero también por la efectividad de las sanciones contra un país como Rusia.
¿Por qué Estados Unidos no está satisfecho con las sanciones económicas y financieras?
Está muy claro que las sanciones que Estados Unidos quiere imponer a Rusia no son solo morales o humanitarias. Sin embargo, hay que admitir que la crisis de Ucrania es, para muchos países del mundo, una amenaza con dos facetas energética y alimentaria.
En lo que respecta a Europa, la amenaza rusa tiene un aspecto permanente, pero los europeos encuentran que esta amenaza rusa a menudo es soportable. Países como Francia y Alemania a menudo se sienten capaces de adoptar mecanismos que les permitan cooperar y comerciar con Rusia, a pesar de las continuas amenazas de seguridad de Moscú. Sin embargo, Estados Unidos cree por su parte que no tiene motivos para aceptar una situación tan contradictoria para salvar a los rusos. Gran Bretaña, por su parte, prefiere ponerse del lado de su aliado al otro lado del Atlántico.
Durante al menos una década, Estados Unidos ha tratado de sugerir a sus aliados en Europa que Rusia sería una gran amenaza para todo el continente europeo. El objetivo de Washington sería convencer a los europeos de unirse a ella en una campaña antirrusa permanente, incluso a costa de prejuicios contra sus intereses nacionales y, sobre todo, contra sus intereses económicos.
Según Mikaïl Modir-Rousta, Estados Unidos no se contenta con las sanciones económicas y financieras, que son sus armas más eficaces contra Rusia. De hecho, la caída del nivel de las relaciones con Rusia y la imposición de sanciones a Moscú no serán suficientes para asegurar los intereses de Washington. Por eso Estados Unidos está creando un mecanismo que le permitiría controlar el proceso de las relaciones económicas entre Rusia y los países europeos.
Sin embargo, para lograr este objetivo, Estados Unidos debe lograr persuadir a países como Alemania para que se unan a su lado. Pero no se trata sólo de los intereses de los Estados, porque Washington también tendría que convencer a las grandes empresas internacionales de que comerciar con los rusos ya no les sería rentable como antes.
¿En qué situación las grandes multinacionales abandonarán el mercado ruso?
Las sanciones estadounidenses dificultarán mucho las transacciones bancarias y financieras con Rusia. En tal contexto, muchas empresas que actualmente hacen negocios con Rusia comenzarán a cuestionarse seriamente si continuar o abandonar sus negocios en Rusia. De hecho, temerán sobre todo las sanciones secundarias que el Tesoro estadounidense podría imponerles.
Está claro, según el Sr. Modir-Rousta, que estas empresas no cooperan con los distintos sectores rusos por razones morales o humanitarias, y que es muy probable que decidan romper sus alianzas con los rusos si sus líderes creen que las pérdidas excederán las ganancias. Las empresas intentarán encontrar respuestas exactas a estas dos preguntas: a pesar de las sanciones occidentales, ¿podrán obtener ganancias en Rusia? Si es así, ¿podrán transferir sus ganancias fuera de Rusia sin ser sancionados por los estadounidenses?
En cualquier caso, Estados Unidos está listo para desatar una guerra “híbrida” contra Rusia, cree Mikaïl Modir-Rousta. En esta guerra, los estadounidenses no sólo cuentan con las armas económicas y financieras a su disposición directa, sino también con su influencia en el sistema económico y financiero internacional a través de su sistema de sanciones secundarias. Esta influencia ya se ha mostrado capaz de obligar a estados y empresas a adaptarse a las demandas americanas en contra de su voluntad y a pesar de sus propios intereses.
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