Para los analistas militares, el hecho de que la defensa antiaérea iraní derribara un RQ-4 Global Hawk estadounidense en el sur de Irán, evitando intencionalmente interceptar un P8 que lo acompañaba para preservar la vida de los 35 marines estadounidenses que iban a bordo, marca una nueva era: la Resistencia ha alcanzado una disuasión activa.
Porque, en definitiva, el peligroso juego que EEUU, bajo la dirección de Bolton y Pompeo, comenzó en el Golfo Pérsico tiende a convertirse en una ventaja para Irán. Atacando petroleros en el Mar Arábigo y en el Golfo Pérsico, los enemigos de Irán intentaron agrupar al mundo contra ese país, intimidarlo y extraerle concesiones bajo presión a través de un supuesto diálogo. Está claro que la política de “máxima presión” de los estrategas de EEUU se ha vuelto contra sus promotores.
El general retirado libanés, Amin Hoteit, explica las razones que él cree que llevaron a este acto eminentemente demencial de enviar a uno de sus mejores drones espías a los cielos del sur de Irán. Hoteit describe tres razones para el error estratégico de la Casa Blanca: El primer objetivo de los estadounidenses era reunir información exhaustiva sobre la configuración de las fuerzas iraníes en el Golfo Pérsico y evaluar el alcance del poder militar iraní en la región. No hace falta decir que este es uno de los preparativos necesarios para entrar en guerra.
Los datos recopilados por el dron RQ-4 Global Hawk deberían haberse utilizado para posibles acciones militares contra Irán. Pero hay una segunda razón: los estadounidenses intentaban poner a prueba la reacción iraní, evaluar la disposición de las Fuerzas Armadas iraníes a tomar represalias. Pero EEUU quería especialmente, y este es el tercer objetivo, saber si Irán posee o no armas avanzadas para contrarrestar a sus enemigos. Para su sorpresa, los estadounidenses se han dado cuenta de que este es el caso, ya que todos saben que el RQ-4 es una de los mejores drones espías que el Pentágono tiene en su arsenal.
La respuesta de las baterías de misiles Khordad-3 ha destruido el mito de la invencibilidad de la industria militar de EEUU, cuya reputación ya había quedado seriamente socavada por los sucesivos fallos de los misiles Patriot. Ahora, los estadounidenses son perfectamente conscientes de que la guerra contra Irán no se puede ganar. Pero el RQ-4 destruido también causó bajas colaterales: los aliados regionales de Washington, que creían que podían confiar en que EEUU lanzaría una guerra contra Irán. En cuanto al eje de la Resistencia, es probable que el asunto del dron RQ-4 abra un capítulo de oro en la historia de su feroz lucha contra el imperialismo estadounidense en la región. En EEUU ya se habla de una retirada de Oriente Medio.
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