El ánimo de la opinión pública en Ucrania y en los aliados occidentales de este país ha pasado de la esperanza a un estado sombrío tras la decepción que han generado los escasos resultados de la contraofensiva de las fuerzas de Kiev, afirma un reportaje de la revista británica 'The Economist'.
"El ánimo de la opinión pública es sombrío. Han aumentado las críticas a Volodímir Zelenski, el presidente [ucraniano], y las razones del descontento son claras", se lee en el artículo.
Colectivos y organizaciones que apoyan a los soldados de Kiev también han enfrentado dificultades para colectar recursos para el frente de batalla. Anastasia Zamula, del organismo Cvit, dijo al medio que hay mucha gente que critica la contraofensiva ucraniana aunque sea desde casa.
"La idea de una contraofensiva es una bendición cuando se habla de ella desde un sillón. Es mucho más difícil cuando comprendes que significa oscuridad, muerte y desesperación", comenta Zamula.
Por su parte, Serhiy Leshchenko, portavoz de la oficina presidencial de Ucrania, ha reconocido que "cada metro" que se lucha en el frente "tiene un precio en sangre".
El vocero ha orientado sus comentarios críticos a Occidente, pues considera "molesto y desmotivante" que no se haya cumplido con el envío de armamento suficiente, principalmente en el rubro de la defensa aérea con los aviones de caza F-16 que siguen sin llegar al país europeo.
Una fuente militar consultada por The Economist reconoció que "simplemente no tienen los recursos para hacer el ataque frontal que Occidente está implorando".
"Los dirigentes ucranianos están especialmente frustrados por que los equipos occidentales aún no hayan llegado en la cantidad prometida", indica la revista británica.
Las tropas ucranianas han advertido que, hasta el momento, solo han recibido 60 tanques Leopard de los "cientos" que se les prometieron, mientras que los vehículos para desminar son "escasos", de acuerdo con el artículo.
"Las evasivas entre los aliados acerca del suministro de nuevas armas y el prospecto de que la reelección de Donald Trump el próximo año han aumentado las ansiedades ucranianas", reconocen las fuentes de The Economist.
En este contexto, las fuentes consultadas por el medio coinciden que Kiev tuvo que reajustar su estrategia de contraofensiva, por lo que ya no se centran en avanzar hacia las líneas, llenas de minas, sino en tratar de desgastar la artillería de las Fuerzas Armadas de Rusia.
"Aun así, dos meses y medio después, Ucrania sigue muy lejos de su objetivo estratégico de acercarse al mar de Azov antes de las lluvias de finales de octubre, cuando el lodo hará todo más difícil", concluye The Economist.
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